martes, 15 de diciembre de 2009

Desde Koh Tao...

Y será que no veo cambios en mi manera de ver la vida. Que de repente me giro y sigo viendo el prado del mismo color que ayer, y tengo el presentimiento que mañana será, si, otra vez igual.

NO.

Noto que cada día es distinto, que el dolor nos hace fuertes, que las confusiones nos hacen seres miserables, que nuestros intereses nos hacen únicos, igual que nuestras pasiones. Estas últimas nos llevan a tomar decisiones, no siempre a gusto de todos, y casi seguramente, nunca a gusto de los que mas cerca te quieren. Personalmente, tomo una misma decisión cada día, pero de una manera distinta. No puedo decir que algo va a ser de una manera para siempre. Cada día me siento nuevo, con nuevas ganas de enfrentarme a lo que sea que tenga el presente. Tal vez esa es la razón para mi bajo estado de forma... xD

Solo dos cosas escapan esta regla. La música, y mi inevitable forma de ser. Esa cabezonería, ese orgullo, esa manía de no depender de nadie, y ese horrible sentido del humor que me sale a veces. No que quiera cambiarlo, ni mucho menos...

Aquí, a miles de kilómetros de cualquier persona que vaya a leer esto, me doy cuenta de lo mucho que echo de menos el usar mis sentimientos con la gente a la que tanto estoy echando en falta. Como una vuelta por ramblas con Guille hablando de futuros me devuelve la sonrisa, o una vuelta en coche con Jona analizando chicas a velocidades impensables por dentro de la ciudad me borra las penas de la cabeza. Noches de Nasty Mondays. ¿Una definición? Libertad. No tener que pensar en críticas, ni en música, ni en tus brazos, o tus enfados, o tus risas, o tus broncas, ni mi vida en general. Solo saltar con los brazos en alto, la cabeza liderando el movimiento de mi cuello al ritmo de temas que no conozco, que no poseo en mi portátil, el cual ya suena hasta apagado, deseando liberar memoria...

En Koh Tao me he dado cuenta de lo mucho que me gusta el sol. Ver la puesta de esta estrella con un Tequila Sunrise en mi manos es poco menos que orgásmico para mi vista, mi paladar, y mi mente. Me da miedo no volver a ser el de antes cuando vuelva... Siempre opiné que la oscuridad era mi medio de vida, pero... Vete a saber...

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Mamá, quiero un perro como el de la playa!

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Sweet...!